Cantar nutre el cerebro infantil. La voz, el primer instrumento musical
3 de octubre de 2016 2023-11-04 9:16Cantar nutre el cerebro infantil. La voz, el primer instrumento musical
Cantar nutre el cerebro infantil. La voz, el primer instrumento musical
Por Isabel Fernández del Castillo
Parece como si los adultos necesitaramos siempre argumentos sobre la utilidad de las cosas para dar valor a lo que en sí mismo es valioso. Pero dado que estamos inmersos en un mundo tan rápido y que va descartando lo que desde siempre ha nutrido el rico mundo infantil (los juegos, los cuentos, las canciones …), merece la pena conocer qué dice la ciencia sobre los efectos de cantar en los niños pequeños.
La ciencia ya ha descubierto que la música (no tanto escucharla como hacerla) es uno de los estímulos más potentes, complejos y completos para el desarrollo de los niños y jóvenes (¡y de los adultos!). Entonces … cuanto antes empiecen a tocar un instrumento mejor ¿no? bueno, pues parece que hemos olvidado algo fundamental: el primer instrumento musical es nuestra propia voz. Los niños intentan cantar desde que tienen meses, y lo harán por imitación, es decir, tiene que haber un espacio y un tiempo sin interferencias para que puedan cantar.
Las canciones infantiles son una parte importante de la tradición cultural infantil por algo. Si todas las culturas tienen su propio folklore infantil es porque responde a una necesidad universal, ahora científicamente estudiada en una investigación realizada en la Universidad de Munster (Alemania) por los Dres. Thomas Blank y Karl Adamek. El estudio se realizó en 500 jardines de infancia, con la colaboración del Departamento de Salud Publica, constatándose que un 88% de los niños que cantaban frecuentemente estaban preparados para la escolarización normal, en contraste con solo un 44% de aquellos en cuya escuela se cantaba menos.
El estudio demostró que cantar ¡y jugar cantando! (¿qué fué de los corros y las rondas?). estimula el desarrollo físico, mental y social de las criaturas, en una medida que se ha subestimado, y que se refleja en una mejor maduración cerebral y en el desarrollo del habla, la inteligencia social y el control de la agresión. Otras investigaciones ponen de manifiesto datos interesantes sobre la función social del canto en grupo. Cantar juntos eleva la secreción de oxitocina, hormona del vínculo y la sociabilidad, y facilita una mayor sincronía de las ondas cerebrales, a la vez que activa el nervio vago, lo que tiene un efecto tranquilizante.
Cantar es terapéutico
Cantar beneficia a todos los niños, pero de un modo muy especial a aquellos que viven situaciones de desventaja social (violencia familiar, pobreza, exclusión … ). Es difícil medir los incontables beneficios de una actividad que pone en juego el cuerpo, las emociones y la mente, pero una posible explicación parcial la dan los estudios neurobiológicos y fisiológicos que muestran que cantar produce hormonas de bienestar y reduce las que desencadenan reacciones de agresión.
Del mismo modo, es fácil deducir que aquellas canciones infantiles que implican juegos, rondas, palmas, etc., a un determinado ritmo, al ser de más compleja ejecución e involucrar tantas habilidades diferentes sincronizadamente, potencien aún más las conexiones neuronales y la maduración de estructuras cerebrales básicas implicadas en el aprendizaje.
Cultura de infancia
Para concluir, habría que investigar cual es el efecto en las criaturas de haber sustituido las canciones infantiles tradicionales, (todas ellas compuestas en la escala pentatónica (según la pedagogía Waldorf más cercana al momento evolutivo de los mas pequeños), eso sin mencionar otros aspectos como las letras, el efecto sensorial sobre niños muy pequeños de muchas de las canciones modernas, o la pérdida cultural que supone que la riqueza del folklore tradición popular infantil vaya cayendo en el olvido.
Termino con esta cita de Jordi Savall, tan oportuna y certera:
“Hoy en día pocos niños serían capaces de cantar cinco o seis canciones tradicionales catalanas o españolas. Nos hemos quedado sin lazo con la tierra. No nos percatamos de que cuanto más globales son la vida y la sociedad, más importante resulta que recordemos nuestras raíces e identidad.”
Jordi Savall. La Vanguardia Magazine. 22/03/2015