Por Isabel Fernandez del Castillo

3 reflexiones sobre la educación emocional en la infancia

Los niños no dicen: «he tenido un mal día ¿hablamos?»
ellos dicen: ¿quieres jugar conmigo?

Lawrence Cohen

1. ¿Como expresan las criaturas sus emociones en primer lugar?

Si bien los adultos nos comunicamos y gestionamos los asuntos principalmente a través de la palabra y el gesto, con las criaturas las cosas no son tan lineales. Especialmente durante los primeros años, en que la mente lógica aún no está suficientemente desarrollada, la expresión emocional sucede más a través del lenguaje corporal y simbólico que verbal y racional: el juego, el dibujo, la conducta ….

El juego espontáneo evoluciona a lo largo de la infancia, pero en todos los casos satisface necesidades profundas de expansión, experiencia sensorial, reto físico, interacción … siempre proporciona placer, alegría. A través del juego simbólico la criatura no sólo refleja lo que siente, sino que en cierta medida elabora internamente muchas de las dificultades que encuentra en su día a día.

Sin embargo, las oportunidades para el juego y la relación actualmente se ha reducido drásticamente a causa de las numerosas interferencias (tiempo excesivamente estructurado, pantallas, etc.)

Si esto es así  ¿tiene sentido intentar enseñarles a gestionar sus emociones, al tiempo que inhibimos la expresión de su mundo emocional a través de los medios que les son naturales?

Los niños desarrollan su inteligencia emocional en la vida cotidiana.

Daniel Goleman

2. Satisfacer las necesidades fundamentales ¿no debería ir primero?

Toda forma de vida en la naturaleza prospera cuando se dan las condiciones apropiadas, desde las bacterias hasta los árboles, las ballenas o las criaturas humanas.  El entorno apropiado para la infancia, aparte de una familia amorosa y atenta, un hogar seguro, unas condiciones materiales suficientes, son el movimiento y el juego libre, la interacción con la familia y otros niños, el contacto con la naturaleza, escuchar historias, cantar, pintar libremente (sin fichas) … Pero la realidad es que disfrutar de todo eso se ha vuelto cada vez más difícil, debido a la presión escolar, los horarios laborales, la interferencia de las pantallas, la falta de espacios al aire libre, etc.  Con todos esos factores que los niños y niñas puedan disfrutar de momentos de auténtica libertad requiere una intención adulta.

¿Cuanto malestar físico y emocional se deriva de estas experiencias no vividas y qué forma presentable pueden tener las criaturas de expresarlo?  ¿y si pusiéramos el foco en satisfacer primero estas necesidades fundamentales?

Muchos piensan que educar consiste en controlar el comportamiento de las criaturas para que se comporten como adultos. Yo creo que educar trata de cómo actuar como un adulto yo misma/o. Las criaturas aprenden lo que viven y viven lo que aprenden.

L.R. Knost

3. Aplicarnos el cuento

Mi ultima reflexión tiene que ver con nosotros, los adultos.  ¿estamos realmente en situación de asumir tamaña tarea sin previamente mirarnos al espejo?

Desde que nacen, las criaturas imitan todo.  Imitan no sólo lo que hacemos y decimos, sino las emociones, actitudes y patrones de comportamiento subyacentes.  Si esto es así  ¿no sería mejor entonces empezar por educarnos emocionalmente a nosotros mismos, ser más conscientes en este aspecto, y que ese trabajo interno se refleje en nuestra relación con las criaturas?