Estudio

Uno de los aspectos en los que se manifiesta el estilo de apego a largo plazo, más allá del desarrollo psicosocial, es su impacto sobre la salud a nivel molecular.  

Un estudio publicado en la revista Attachment & Human Development, examinó  el estilo de apego entre bebés y niños pequeños y sus padres, y sus efectos a nivel del ADN infantil.  El equipo de investigación encontró que cuando existía un vínculo seguros, el perfil molecular era diferente al de aquellos que habían formado vínculos inseguros con sus progenitores.

Un vínculo seguro significa -entre otras cosas- que las criaturas se sienten amadas, que sus necesidades tanto físicas como emocionales y de contacto son satisfechas, y que sus padres son un puerto seguro que le ayuda a regular positivamente los estados de estrés.  Todo ello les proporciona una base segura para la exploración, lo que impacta positivamente a nivel de desarrollo psicomotor y cognitivo.   “Aunque aún no se conocen cuales son las consecuencias a largo plazo tanto en el desarrollo infantil como para la salud adulta, este estudio revela las posibles implicaciones a nivel biológico de la adversidad temprana, y en el sentido contrario, pone de relieve la capacidad de recuperación que trae asociada la maternidad y paternidad positiva“, dice la autora principal del estudio, la Dra. Sarah Merrill. becaria postdoctoral.

El estudio se realizó en la facultad de medicina de la Universidad de British Columbia y el BC Children’s Hospital Research Institute (BCCHR),  y en él participaron 93 parejas de madres y niñ@s pequeñ@s.   Los investigadores observaron el estilo de apego de los niños y niñas a los 22 meses de edad a través de una serie de separaciones y reencuentros entre madre y criatura, así como interacciones entre ésta y un extraño. Casi la mitad de los niños que participaron en el estudio habían podido desarrollar un apego seguro con sus madres.

Según los investigadores, el vínculo entre la madre y el padre y sus criaturas se forma durante los primeros años de vida (en realidad, desde el nacimiento) y, una vez desarrollado, ese estilo de apego generalmente se mantiene hasta la edad adulta y durante toda su vida. Se estima que aproximadamente la mitad de los niños desarrollan vínculos seguros con sus padres. El resto pasará a formar una gama de “estilos” de apego inseguro, observados en bebés cuyos padres son retraídos o poco estimulantes, responden de manera intermitente o provocan miedo cuando su hijo busca consuelo, confort y seguridad.

Efectos de la crianza a nivel epigenético

Posteriormente, el equipo de investigación realizó un análisis de muestras de sangre de los bebés, que habían sido obtenidas previamente a los tres meses de edad.  El objetivo era determinar el alcance de una modificación bioquímica conocida como metilación del ADN, por la cual ciertas partes del cromosoma están marcadas con pequeñas moléculas compuestas de carbono e hidrógeno. Estas moléculas pueden actuar como “interruptores atenuadores”  al controlar la actividad de cada gen y, por lo tanto, afectan el funcionamiento de las células.  Los investigadores encontraron diferencias significativas en la metilación del ADN entre las criaturas que tenían un apego seguro y las que no lo tenían. Los cambios se observaron en genes relacionados con el sistema inmunológico y el desarrollo cognitivo. “Estas diferencias moleculares indican que la maternidad y paternidad positivas tienen un impacto beneficioso potencial sobre el sistema inmunológico de un niño y su desarrollo cognitivo“, afirmó el Dr. Merrill.

“Nuestra hipótesis es que el estilo de apego y los cambios moleculares tienen el potencial de durar toda la vida”, dice el Dr. Merrill. Este hallazgo se basa en un trabajo anterior dirigido por el Dr. Michael Kobor y sus colegas que mostró que el simple hecho de sostener a los bebés o no temprano en la vida puede asociarse con patrones profundamente arraigados y potencialmente de por vida en el epigenoma.

Estudio:

Associations of peripheral blood DNA methylation and estimated monocyte proportion differences during infancy with toddler attachment style